El nido de zoraida

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El nido de zoraida

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Zoraida abrió los ojos y dio un respingo al ver ante ella a aquel extraño ser. – ¡Hola! –saludó entonando como un mirlo–. Soy Pedagogra. – ¡Oh! ¡Ah! ¡Hola! –pió la pajarita entre miedo y sorpresa. La observaba sin moverse, pestañeando y frotándose la cabeza con el ala, más por saberse despierta. – Disculpa que aparezca así, pero – ¡Oh! –pió dando otro respingo. El aroma de la higuera la hizo perc ...

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– Jajajajaja ¡Me haces cosquillas! –El Libro de las Sombras se retorcía–. Jajajajaja Prueba otra vez. Jajajajaja ¡Estás contando mentiras! –El libro leyó–: De madrugada, Alf espera. Todos duermen en el cerrillo. ¿De verdad era el único en vela? ¿Y cómo sabes que espera? ¡Ay! Me parece que no era el primer día que atendías a sus movimientos. ¿Desde cuándo acechas como un predador? ¿Te ruborizas? Pl ...

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Hay nubes en el cielo. Nubes oscuras que pasan por delante de la luna, cubriéndola con su manto, dejando que transluzca. Apenas hace frío. El nido está caliente y me arrebujo con gusto. Alf duerme a los pies de la higuera. En los últimos tiempos parece tener citas concertadas con el sueño. Quién sabe qué tareas realizará al otro lado del velo de la conciencia. Lo miro con ternura y sonrío. Ahueco ...

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Plumita se acercó sigilosa al Libro de Las Sombras. Doblándose delicadamente sobre su cerradura, el libro se abrió. Plumita parecía bailar sobre sus páginas. Se movía con ligereza y presteza. Tanta que escribió lo que sigue en lo que Cascabel abría la boca para bostezar. El libro se cerró a la par que la boca del duende y nadie supo que Plumita escribió un cuento todo suyo durante aquel bostezo qu ...

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– ¡Azaharaaaaaa! –gritó a pleno pulmón Zoraida. – ¿Se puede saber a qué viene tanto grito? –protestó la higuera somnolienta. – ¡Ay! ¿Por qué me sacudes? –pió lastimera. A mitad de otoño la higuera se mantenía verde, si bien lucía claros, las puntas de algunas ramas estaban desnudas y unos higos tardíos parduzcos. La sacudida arrojó algunas hojas. Alf ladró con furia, no le agradaban nada los sobre ...

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Una nebulosa a los pies de la anciana higuera ha sorprendido a Alf cuando dormía la siesta. ¡Qué susto! Nunca nada ni nadie lo había pillado por sorpresa. Estaba orgulloso de su agudeza auditiva, a la que no pasaba desapercibido ni el susurro de una nube y, sin embargo, hete aquí una nebulosa ante su hocico que lo ha dejado pasmado. La nebulosa se mueve delicadamente alrededor de la higuera con mo ...

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Nubes densas cubrieron el cerrillo oscureciéndolo todo. Un relámpago cruzó el cielo, se desató una tormenta inesperada y el trueno rugió alto. Los moradores del cerrillo apenas tuvieron tiempo para guarecerse. Las gotas de lluvia eran gruesas y caían con violencia. El sonido que producían en las hojas de la higuera era ensordecedor. Todos guardaron silencio escuchando la tormenta, mensajera de dol ...

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Llueve en el cerrillo y sus moradores están bajo cobijo. De manera improvisada, actuando sin ningún atisbo de razón, se han reunido en el hogar de Cascabel, de tintineos mucho más brillantes desde que regresó. Alf está de mal humor, no le agrada la lluvia. Podría aprovechar para dormir largo y tendido, algo que realiza cuando se sabe solo, sin nadie que lo observe. Sin embargo, cuando está acompañ ...

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Zoraida dio saltos por las ramas de la higuera. No creía a sus ojos. Miraba y remiraba, girando a uno y otro lado la cabeza. Se acercaba y se alejaba, comprobando que la perspectiva, aun siendo diferente, le mostraba el mismo destrozo. Cascabel trepó por la higuera tintineando como alegres campanillas y se sentó al lado de la pajarita con una amplia sonrisa. – ¿De qué te ríes? – No me estoy riendo ...

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Se acercó sin prisa a la higuera con pasos firmes sobre el terreno encharcado que embarraba los bajos de las faldas, completamente ajena a la inclemencia del tiempo. Una mano ajada bajo la barbilla sujetaba el chal por el que asomaban algunos díscolos mechones blancos. Acarició el tronco del árbol dormido y respingó al acercar la mejilla. La frialdad de la humedad mutó el abrazo en leves caricias. ...

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Zoraida Azahara El nido de Zoraida está seriamente dañado por los fuertes vientos del otoño. La visita de Pedagogra también ha contribuido en su deterioro. Tuvo el tino de posarse en una de las ramas estructurales que quebró bajo su peso. Dolió, no mucho porque estaba dormida. Pedagogra se dio un buen batacazo, pero no dijo ni ay. La rama se lamentó porque la llegada de aquel extraño pájaro casi l ...

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Zoraida Azahara Este lugar me resulta conocido, pero no creo haber estado por aquí nunca. Es más, diría que es la primera vez que vengo por aquí. Sin embargo, tiene todo un aire tan familiar… La higuera, las margaritas, el cerro, la panorámica, el perro… Las margaritas… ¿no es un poco temprano para que haya margaritas? No te sorprendas tanto ladró Alf a su espalda. Pedagogra dio un bote. ¿Acaso no ...

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Zoraida Azahara La higuera ¡Qué ruidosos son los humanos! ¡Uhm, qué linda mañana! Lluvia fina y algo de bruma. El otoño está en su fase final, ha avanzado despacio, camuflado entre los elementos. Las noches, cada vez más cortas, y el sol del mediodía, falsa primavera, parecían en litigio. Las ramas, ya casi desnudas, se resistían a soltar sus hojas. Pero estas, como polluelos que buscan levantar e ...

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Zoraida Azahara Me levanto temprano. Todavía está oscuro. La luna sonríe ampliamente en lo alto de la bóveda celeste. Tan despierta como un búho, salto del nido. Recojo a Chaga, mi péndulo, y siento un escalofrío. Se acerca. Ya está aquí. La Voz de Gaia: Ese silencio esquivo no es tal. Quieres acallar el ruido de la mente, ¿y qué haces? ¡Pones más ruido! ¿Cómo? Enciendes la radio, pones música, ve ...

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Cascabel trepó a lo más alto de la higuera al oír los sollozos de la pajarita. Alargó la mano y la mantuvo suspendida en el aire un tiempo. No se atrevió a despertarla por temor a que fuera peor el remedio que la enfermedad. Un destello entre las sombras lo alertó. ¿Mamita? Sí, soy yo -dijo la abubilla oculta en la oscuridad-. Esperemos a que vuelva. ¿Que vuelva? Sí. ¿No está dormida? En cierto mo ...