Manualidades de Azteca

352 ideas publicadas y 2 guardadas ▪ Temática del blog: Manualidades

beatriz jimenez

(México)

Viviendo intensamente!

Artesanías y manualidades. Cultura de México. Divagaciones.

azteca-manualidades2.blogspot.mx/

Manualidades de Azteca

De su mano, cruzó el umbral De su brazo, recorrió el sendero De su talle, el viento le abrazó De sus labios, soñó Sólo anheló...

¿Por qué el desvelo de la noche y del día me traiciona Y me lleva a ti? Allá, a lo lejos, donde niego tu alma, temblando En ese olvido tuyo y, tú, tan huérfano de mí

Hablo vacío y desamparo; que el incompleto soy yo y que yo no existo; que el mundo es de la Sirena y que yo sólo pertenezco a la nada. Me miro en el espejo del mar apacible, con asco y desprecio, la aberración que llegué a sentir por la Sirena me fue devuelta en este espejo marino. En la vida, me doy cuenta, sólo se juega con una sola moneda y ésta es de una sola cara, a saber, lo que das, te es d ...

Notas de piano golpean mis oídos, es un sueño suave, la armonía melodiosa endulza mi ser, su cadencia sonora me traslada al paraíso, danzamos en el viento, ciñe mi cuerpo delicadamente, aún así, me adhiero más y más a su cuerpo y su busto resplandeciente me ha cegado, no hay cadenas, nada me ata y soy tan de la Sirena; el mar salpica mis piernas, mi cabello húmedo también baila, sus acordes entre ...

Veneno cruel, disfrazado de dulce amor. La desnudó de sus sentidos, de sus locuras, de sus sueños y pesadillas, de los más profundo de sus sensaciones, despojada de todo su ser coherente, la tenía al punto de ser un fantasma, A tientas, entregada, olvidando el universo, buscando la oscuridad, su lecho, su beso perverso, su aliento farsante. Él, le sujetaba su mano y su cuello, a veces con un bes ...

Regresaste de la muerte y te metiste en mi lecho, En desasosiego, extrañándome, suspirándote. Buscabas mi fragancia en la almohada, al no hallarla, Te cedí la más mullida, la pequeña y de rosas; Tu rostro se hundió en ella y, sonriendo, Reposó tu cabello ondulado. Toqué tus manos, tu cuerpo, helados, te arropé y charlamos, Como si nunca te hubieras ido, como si siempre hubieras estado. Tomaste mis ...

¡No sé si voy, si me alejo, si retrocedo y si existe el tiempo; Sólo sé que, perderme quiero, En un viaje ligero, Qué me lleve a donde el viento, A donde el sol no me acaricie y No me halle ni yo misma!

Te robé un beso, Ardiente y dulce, Amante y confuso, Hasta que te convencí, Y me correspondiste. Cuanta maldad! No hacía ti, Cruel que soy conmigo, Porque al desprenderme de ti, huiste, También yo, de mí. Caminé firme y lloré al saborear aún Lo amargo de tu boca, Me alejé, por ese túnel oscuro, infinito, Sin luz al final, en extravío.

Quisiera embriagarme y dejar de pensarte, No sé hacerlo, no bebo y no puedo. Hoy soñé contigo, mañana lo haré, Ayer también. Acaso me hechizas? Sueño el sur y el norte de tu cuerpo, Más, el centro, tu corazón. En tu ausencia, evocó la primavera de tus besos En estos labios de invierno. Esa voz lejana ya no es tan fuerte, se pierde tu mirada y Lo que más me alimenta: tu sonrisa.

La bestia se apareaba con toda la lujuria insaciable, En cruel ardor, en fin, salvaje, de animal; Sus crías se acercaron a ella en busca De su calor, La bestia, furiosa, mordió a sus retoños Hasta que sangraron, Aún apareándose, la bestia devoró una a Una a sus tiernas crías, Le estorbaban, ya tendría más criaturas Tibias y suaves, las cuales yacerían en el Tibio y amoroso aliento de sus fauces.

Alma por alma! No te vendas! Ya lo hice yo! Encrucijada! A quién tomará? Gran decisión, Ambas, por amor! Solo tu bien! El mío también! No suelto tu mano, Te aferras a mí! Es piadoso y llora al ver Cómo nos consumimos! Es amor y decidirá! Sin importar a quien elija, El otro, viviendo, morirá!

Te Comparto mi risa, Mi soledad, Y Mi tristeza; Sólo andaremos en alegría, Lo demás, no lo quiero, Aunque me pertenece, No lo cargaremos, Soy Libre. Mira al cielo, dame tu mano, Ya no bajo la mirada, Al tocarte, Es mío este tiempo, Sea de un instante o Un pestañeo Eterno!

Dolía la ausencia de aquellas dulces notas, de aquella ave lejana o perdida, muda la rama casi vacía de hojas verdes y la muñeca vudú, entre lágrimas de fuego, añoraba aferrarse a ese trino perdido y a ese azul celeste; el gris del cielo la consoló en cada alfiler que clavaban en su maltrecho cuerpo. Qué lección, “En lo sombrío también se oculta la ternura!”