El Carretero soñador, cuento de Miguel Phipps
Foto de Tino SorianoEl rocío del tempranito del amanecer besaba sus pies descalzos.—¡Arre, Burruñoso! ¡Arre, Bolefuego!Clap, clap clap—¡Hala, Nube Negra! ¡Sube, Ceniciento! —arreaba Estevín la carreta de bueyes. Con apenas nueve años, ya el sol se levantaba en el sudor de su espalda.En el batey, todo el mundo trabaja: unos dedicados al cultivo de la tierra, otros a la cría de ganado y, en su mayor...