¡PERSONAS CON POCO O NULO DESEO SEXUAL! ¿QUE TAN NORMAL ES?



El término no es muy conocido, pero la situación que lo describe sí: una persona que con toda clase de excusas le huye por meses (o años) a una relación sexual se les denomina los hipo sexuales, personas que tienen un bajísimo, casi nulo, deseo sexual, debido especialmente a deficiencias en las hormonas que producen el deseo o la excitación sexual o a un desinterés absoluto por el tema.

Se diferencian de quienes padecen de un episodio de falta de deseo -por enfermedad, temas financieros, infidelidad o duelos- en que en su caso la falta de entusiasmo por el tema no es pasajera, sino permanente y claramente distintiva de su forma de ser. Ellos, simplemente, no piensan en sexo.

En Estados Unidos son conocidos como asexuales y son un grupo en crecimiento que tiene sus propios blogs y sitios de Internet. El más importante es el Asexual Visibiliy and Education Network (Red y Visibilidad y Educación de la Asexualidad), la comunidad más grande del mundo.

El término asexual, sin embargo, no se puede traducir literalmente al español porque -como explica el sexólogo Alonso Acuña- querría decir personas sin sexo, y eso en los seres humanos es imposible.

"Se les debe llamar hipo sexuales y son aquellos individuos de muy bajo deseo sexual, que tienen una necesidad o un deseo minúsculo de masturbación por allá cada seis meses y que si acaso se le miden a una relación sexual cada año", explica.

De que los hay, los hay

Según cifras no oficiales, citadas por la Agencia de Noticias sobre Diversidad Sexual, tres de cada 10 personas en el planeta encajan en esta descripción.

Pueden ser hombres o mujeres de todas las edades, de cualquier estrato económico o nivel educativo. No son fáciles de identificar, porque no van por ahí pregonando su condición. "Por el contrario, se casan y de hecho son buenos como compañeros de vida, porque no exigen nada y dan mucho. Hacen muy buenos matrimonios sociales, pero no matrimonios sexuales", agrega el especialista.

Las causas del desinterés en el sexo pueden ser físicas o mentales o, en muchos casos, una combinación de las dos. Puede darse por poca o nula producción de las llamadas hormonas del deseo o por una condición genética que hace disminuir los receptores cerebrales de dichas hormonas.

Así mismo, existe una cierta predisposición en ese grupo de individuos, jóvenes o maduros, que no tienen tiempo para nada sino para su trabajo y su obsesión laboral.

"Son personas que trabajan 12 horas y además se llevan el computador a la casa para seguir trabajando. Ellos también van dejando atrás sus funciones sexuales", dice Acuña.

Otros, sencillamente, nunca se familiarizaron con el contacto físico en sus familias y eso, combinado con una baja producción de hormonas o causas genéticas, suele ser terreno fértil para esa condición.

La situación se manifiesta desde la adolescencia con la llegada del desarrollo y la aparición de los primeros sueños y deseos sexuales. Muchos de quienes la padecen tratan de manejar la situación y se fuerzan a tener contactos sexuales, mientras que otros asumen desde jovencitos que les gusta estar solos y no requieren ese tipo de compañía.

Hay tres tipos



Hiposexuales son aquellos de muy bajo deseo sexual



pero que son excelentes personas, buenos conversadores y muy sociables. Suelen establecer relaciones sentimentales y, ocasionalmente, sexuales, aunque su agrado por el tema sea nulo. Lo común es que se casen.

Los apragmáticos son aquellos que nunca aprenden a tener contacto físico


o sentimental con los demás seres humanos y a quienes por ello se les dificultan los encuentros sexuales. Provienen de hogares en que las manifestaciones físicas de amor o cariño eran nulas. Otra de las razones de su comportamiento puede ser por la costumbre de poner una especie de velo a toda expresión erótica.

Los anhedónicos son muy similares a los anteriores



pero pueden venir de un hogar cálido y amoroso. Son personas que no tienen novio ni novia ni ningún tipo de relación. Generalmente son seres solitarios.

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La frecuencia sexual depende de la edad de las personas, así:

De los 20 a los 30 años, de dos a cuatro relaciones semanales.

De los 30 a los 40, entre una y tres.

De los 40 a los 60, una cada 8 a 15 días.

De los 60 en adelante, una cada 15 días o al mes.

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